martes, 14 de diciembre de 2010

Benzemá y Lass, como el perro y el gato

Mucho se ha hablado en las últimas jornadas sobre el papel que juegan Lass y Benzemá dentro del esquema de Mourinho. Dos franceses hasta ahora aparentemente desconectados del resto del grupo, sobre los que ha recaído la importante de misión de darle otra aire al Real Madrid después del varapalo del clásico.
Lass ha alzado la voz en el campo para hacerse con un hueco en el once. Pero Benzemá no tiene elección. Su rival por el puesto (Higuaín) estará de baja al menos 6 semanas por una hernia de disco y su tiempo para demostrar si vale para el Real Madrid se ha agotado, es ahora o nunca.
Sus grandes cualidades como delantero son innegables. Posee una categoría y una calidad que lo diferencian del resto de delanteros. Sus movimientos entre líneas ayudan mucho en la elaboración de juego del equipo. Puede definir con eficacia tanto con la derecha como con la izquierda. Tiene un uno contra uno excelente. Y da la sensación que los defensas chocan contra una roca cuando protege el balón con su cuerpo.
Sin embargo hay una parte de la lección que el delantero galo no lleva al día, y es el desmarque. En su etapa en Lyon era la referencia del equipo. Rompía a las defensas con sus diagonales e incluso engañaba a los zagueros con hábiles amagos. Pero en el Real Madrid ha pasado al segundo plano. Se le nota incómodo en sus movimientos cerca del área y a veces parece que está desubicado.
Da la sensación de ser un rifle sin pólvora. Se intuye la calidad que atesora, pero en ningún momento llega a intimidar a las defensas como lo hicieron en su día grandes arietes de la talla de Ronaldo, Sevchenko o Romario. Todos ellos poseían una garra y un instinto innegable a todo buen delantero centro. Pero Benzemá en vez de sangre parece que corre champán francés por sus venas.
Y precisamente sangre es lo que rebosa el juego de su paisano y buen amigo Lass. Es cierto que la única cualidad que atesora es la intensidad que pone el centro del campo y su innegable don para robar balones. Pero gracias a su coraje y, como vuelvo repetir, a su sangre es capaz de tapar el resto de defectos. Llega a ser omnipresnte, apaga fuegos en todas las partes del campo, liberando de gran parte del trabajo al resto de sus compañeros.  Y si tiene un gran día, como el pasado domingo en Zaragoza, hasta mueve la pelota con gran criterio. Y es es precisamente eso lo que pide Mourinho a un centrocampista. Un jugador que sea capaz de dar equilibrio al equipo, tanto en el atque como en la defensa.
Parafraseando al técnico portugués, se puede decir que estos dos franceses son como el perro y el gato. Los perros muerden, como hace Lass en el campo. Y los gatos dan un zarpazo de vez en cuando, como hizo Benzemá con su hat trick al Murcia, pero no dan miedo. No le vendría mal a Benzemá aprender algo de su compañero. A ver si definitivamente se transforma en un perro.        

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