domingo, 23 de diciembre de 2012

Por qué Mou necesita renacer en el Real Madrid

Vergonzoso. Ese es el adjetivo que mejor definiría el último partido del Real Madrid frente al Málaga. Aún más vergonzoso puede ser, si lo comparamos con el equipo que el año pasado conquistó el campeonato batiendo todos los récords. Una sombra de aquel conjunto que partido a partido daba la sensación de no tener ninguna fisura. Pero ¿qué ha pasado en estos cuatro meses para que el conjunto de Chamartín toque fondo? Esa es la pregunta que deben estar haciéndose todos los madridistas. Y puede que ni Mourinho pueda contestar a dicha cuestión.
En el fútbol tienen una gran importancia los estados de ánimo. Cuando una mentalidad derrotista entra en el seno de un equipo es muy difícil extirparla. Los partidos se hacen muy largos y la desconfianza entre los jugadores crece día a día. En ocasiones estas situaciones aparecen sin una razón evidente. Una mala racha de resultados, las críticas tanto de prensa como de aficionados o la inestabilidad en el club pueden derivar en esto. Pero lo peor de todo sucede cuando los jugadores sucumben a esta espiral negativa. Ese es el punto en el que equipo se va rompiendo cacho a cacho. El caos y el miedo se apodera de los jugadores y las tácticas del entrenador pierden todo sentido. Normalmente cuando se llega a este punto, el entrenador entona el 'mea culpa' y acaba asumiendo que no puede sacar esta situación adelante. Es ahí cuando llega un nuevo entrenador con otras ideas y nuevas formas de trabajo. El equipo siente que soplan nuevos aires y acaba olvidando esa mentalidad negativa. Así ocurrió con la llegada de Cholo al Atleti o la del mismo Mourinho a Madrid.
Pero en el caso del conjunto blanco no tiene pinta de que suceda esto. Mourinho ha ratificado que no piensa dimitir y que tiene la intención de poner el barco en su rumbo. Es una situación nueva, tanto para el portugués como para el madridismo. Desde la llegada de Florentino Pérez, ningún entrenador había sobrevivido a tal descalabro. Incluso el mismo portugués abandonó Stamford Bridge en las primeras jornadas de su cuarto año cuando vio los problemas venir. Por tanto Mourinho se enfrenta a un reto, hacer lo que la llegada de un nuevo entrenador podría provocar: revertir la situación y volver a sacar el gen campeón de este equipo. Digamos que podía tomárselo como una nueva llegada a Madrid. Con la diferencia de que cuando arribó hace poco más de dos años contaba con el apoyo incondicional de los aficionados. Ahora no se puede pude decir lo mismo. Las dudas entre los seguidores crecen con cada bravuconada del portugués. Ese es el reto de Mourinho, y sin duda es el más difícil al que se haya enfrentado como entrenador. Al final de temporada veremos su desenlace.

jueves, 13 de diciembre de 2012

El broncas, el hippie y el yayo ¿Quién es el mejor entrenador?

José Mourinho, Josep Guardiola y Vicente del Bosque. Los tres nominados a mejor entrenador del año 2012. Comparten profesión pero su carácter es muy diferente. Los tres han guiado a sus equipos a la victoria. La arrogancia y belicosidad de Mou contrasta con la calma de don Vicente o la complacencia de Guardiola. Pero, ¿cuál de los tres  estilos asegura el éxito?
 El luso no elude la polémica. Es más, la provoca. La utiliza como adrenalina para su equipo o como arma para desestabilizar a su rival. En su manual de juego forma parte de una estrategia más. El problema es que esta actitud acrecienta su fama de chulo y prepotente. En cualquier novela, Mou sería el típico personaje conspirador y manipulador que hace lo que sea para obtener su beneficio. Sus amigos le amarán pero sus enemigos, que serán más, le odiarán.
Su 'archienemigo', Guardiola, es un caso bien distinto. Su fama de exquisito jugador le ayudó en su relación con los periodistas cuando comenzó a entrenar. Guardiola, muy inteligente, supo aprovecharse de esto y durante sus primeros dos años mezcló en sus discursos de rueda de prensa ciertas dosis de sentimentalismo y pasión (el sentiment catalán y la búsqueda del jogo bonito) con clases doctrinarias y tácticas acerca del partido. A la prensa le gustó. Y sus grandes resultados le elevaron a la categoría de Mesías. Todo lo que decía era tomado como la verdad absoluta. Esto cambió con la llegada de Mourinho. Lo que antes era un campo de flores se convirtió en un campo de batalla y donde antes los periodistas bailaban al son de la música hippie de Guardiola ahora atacaban con rifles y bayonetas. El luso comenzó a polemizar sobre cualquier cosa insignificante. En todas ellas señalando al Barcelona como el gran beneficiado y al Madrid como el gran perjudicado. La prensa entró al trapo, y en su afán por encontrar la noticia cuestionaba a Guardiola sobre las declaraciones del portugués. Guardiola se dio cuenta y poco a poco se fue viendo una postura más defensiva en su comportamiento. Se convirtió en un una especie de Dr. Jekyll y Mr. Hyde. No se sabía que parte podía salir cada día.
Por último Don Vicente del Bosque, 'El Marqués'. Encarna el tan hablado señorío desde la tranquilidad y el sosiego. Deben existir muy pocas personas a las que Don Vicente caiga mal. Es más, las personas que no le soporten, será porque verán en él un exceso de pachorra. Con la prensa tiene mano izquierda. Siempre tiene una salida fácil a las preguntas difíciles. No entra al trapo nunca y sabe como desviar la polémica. Cuando gana es querido por todos. Incluso puede aparentar el papel de abuelo bonachón. Pero cuando no obtenga triunfos, no tendrá ningún muro que aguante las críticas.
Como he dicho antes, tres caracteres muy diferentes. Los tres ganadores. Merecidamente están los tres en esta lista de mejor entrenador del año. Cada uno tendrá sus preferencias entre ellos. No podemos garantizar cuál de ellos conduce al éxito. Pero si vemos su carrera sí que podemos decir que sólo uno de ellos lleva más de una década al primer nivel. Sólo uno de ellos es capaz de lidiar año a año la presión de una gran competición y además obtener resultados. José Mourinho. Por lo tanto si podemos sacar alguna conclusión, es que si un entrenador de  un equipo de gran nivel quiere mantenerse en su puesto, tarde o temprano tendrá que sacar ese carácter farfullón y polémico.

jueves, 8 de noviembre de 2012

¿Quién tiene la culpa de que la cantera no funcione?

La pasada semana se armó un gran revuelo por las declaraciones de Mourinho sobre el mal funcionamiento de la cantera del Madrid. La prensa no entendió bien el mensaje del portugués. En vez de analizar y cotejar los datos que dio Mou, prefirió sacar el látigo y atizarle a diestro y siniestro. El pique con Toril (técnico del Castilla) vende más.
Mourinho fue muy claro en sus explicaciones. Para empezar el sistema de juego del Castilla (4-4-2) no tiene nada que ver con el del primer equipo (4-3-3). El esquema del filial obliga a los jugadores de banda a tener un gran recorrido mientras que en el primer equipo juegan más arriba, con mayor libertad. En el medio, Mourinho siempre se ha decantado por dos jugadores que barran a lo ancho y a lo largo esa zona del campo para dar equilibrio. Es lógico que cuando suba un centrocampista del Castilla, se le quede muy grande esa zona al estar menos protegido que en su equipo. Lo mismo pasa con los delanteros: Toril prefiere jugar con dos arriba, algo que en el primer equipo no se ha visto salvo en situaciones extremas. El más claro ejemplo podría ser el de Jesé. Un jugador que está llamado a ser la nueva perla de la cantera blanca. Su posición en el primer equipo sería la que ocupa actualmente Ronaldo, de extremo izquierdo. Toril le sitúa de delantero centro, posición que puede cumplir de sobra. El caso es que, cuando este jugador suba al primer equipo llegará con unos conceptos tácticos que tendrá que borrar para aprender los nuevos.
Pero Mourihno no se quedó ahí. También lanzó un órdago a Toril: "Debe decidir si prefiere quedar sexto o séptimo en su Liga o ayudar al primer equipo". En este punto entiendo a Toril. Su labor, como la de cualquier técnico madridista, es ganar. Por eso, en su equipo hay varios jugadores de 24 o 25 años. Necesita de la experiencia de estos jugadores para luchar y poder mantener la categoría. Porque sólo con la calidad no basta. No hay más que fijarse en el Castilla de la generación de los Mata, Negredo, Granero... que descendió por falta de experiencia.
Pero también entiendo a Mou. Jugadores de 24 o 25 años son aún jóvenes, pero muy mayores para debutar en el primer equipo. Por eso, el portugués le obliga a decidir. Para él es más importante que la cantera nutra de perlas al primer equipo, que mantener la categoría. Este problema no pasa en Inglaterra, donde existe una liga aparte para los filiales de los equipos. Así los jugadores no tienen la presión ni el desgaste de la Segunda División española y de lo único que se preocupan es aprender y crecer como futbolistas.
Pero en todo este lío de la cantera, hay un atenuante en el que nadie se ha fijado: la presión a la que se les somete a estos chavales. Y uno de los principales culpables de ejercer esta presión es la prensa. Fijaos en Morata. Si observamos el bombo que le han dado los medios en los últimos tres años podríamos llegar a creer que se trata de un jugador contrastado de la Liga Española. Sin embargo, si miramos sus estadísticas, apenas ha participado en seis encuentros con el primer equipo con escasa relevancia. El mismo caso se le puede aplicar a Carvajal. Un jugador que goza del  de prensa y aficionados pero que no llegó a debutar con el primer equipo. No digo que no lo mereciera.
Lo que intento decir es que no se le puede poner la etiqueta de crack a un canterano, porque lo único que lograrán es añadirle más presión. Observad los canteranos que han triunfado en el Madrid en los últimos años. Casillas, Raúl y Guti llegaron al primer equipo sin que apenas se hubiera hablado antes de ellos. Incluso Arbeloa o Callejón no tuvieron dicha presión. O incluso nos podemos fijar en el actual ideal de cantera: el Barça. Puyol, Piqué, Busquets, Iniesta, Valdés, Pedro... Todos ellos tuvieron la posibilidad de afianzarse en el primer equipo sin influencias externas. Es más, a Iniesta se le dejó trabajar tranquilamente durante cuatro años para que se convirtiera en el superclase que es actualmente. No incluyo en esta lista a Xavi porque hasta él mismo reconoció que los primeros años en el Barça se le hicieron muy difíciles por la presión. Para soportarla, como dice él, hay que ser muy fuerte mentalmente, cosa que un chaval de 18 años es muy difícil que tenga.
Por eso mismo considero que la mejor forma de hacer que estas jóvenes perlas triunfen, es darles tranquilidad y confianza. Y no hablar de ellos más de lo justo y necesario. Cada noticia que salga señalándoles a cualquiera de ellos como el nuevo crack del futuro, lo único que consigue es meterles más presión. Y cuanta más presión, más difícil será que el jugador aprenda y evolucione.      
  

martes, 23 de octubre de 2012

Cesc, el jugador anárquico

Cesc ha vuelto. ¿O nunca se había ido? El medio español realizó el pasado sábado su mejor partido con la camiseta azulgrana. Y lo hizo jugando desde la posición en la que deslumbró a todo el mundo: de organizador. Ahí se erigió como líder del Arsenal. Cesc se siente cómodo cuando lleva el control del partido. Le gusta llevar el timón del equipo. Pero para hacerlo, necesita libertad en sus movimientos.
Muchos le señalan como el sucesor de Xavi Hernández, pero poco o nada se parecen. Fábregas es un 'organizador anárquico'. Le gusta aparecer por todas las zonas a lo largo y ancho del campo. No monitoriza sus movimientos. Usa su gran intuición para elegir el pase correcto. Y en los últimos metros, como demostró el otro día, es un asistente de lujo.
El problema de Cesc desde que ha llegado al Barça, es que en su misma posición juega uno de los mejores centrocampistas de la historia de fútbol: Xavi. Guardiola pensó que podía explotar esa anarquía de Cesc colocándole más arriba. Al principio funcionó. Pero poco a poco, se fue viendo una versión del jugador totalmente desconocida.
Wenger le definió en su momento como un jugador muy inteligente. Pero no porque pensara demasiado, si no porque las decisiones que tomaba en el campo eran rápidas y acertadas. Por eso le costó asentarse a esa nueva posición en el Barça. Cuando Fábregas piensa en exceso la jugada, falla. Necesita servirse de su intuición y anarquía para sacar todo del fútbol de sus botas. No es un jugador rápido. Y apenas tiene regate. Pero a la hora de tomar decisiones en una fracción de segundo es uno de los mejores.
Tito lo sabe, y por eso le ha dado toda la confianza desde el principio. Es el único jugador azulgrana junto con Valdés, que ha sido titular en todos los partidos. Es consciente de que Xavi está en la parte final de su carrera y que no puede aguantar al máximo toda la temporada. Por eso trata de recuperar la mejor versión de Cesc. Tiene que preparar el futuro. Y en ese futuro sin Xavi, el Barça perderá algo de control de balón. Pero la imaginación y la libertad de Fábregas le darán nuevas vertientes y, sobre todo le hará más impredecible.
Cesc está llamado a ser el nuevo '4' del Barça y de España. Sin duda, Tito ha acertado con esta decisión. Esperemos que no cambie de opinión.  

viernes, 19 de octubre de 2012

La culpa no fue sólo de Juanfran

Una decisión errónea es suficiente para perder un partido. Aunque sea en el último minuto del partido y con el tiempo cumplido. Eso es lo que debió pensar Juanfran tras el España - Francia. La jugada entera, desde que Cazorla pierde el balón al lado del banderín del córner hasta que llega a las mallas de la portería de Casillas, es para grabarla y ponérsela a todos los chavales que están aprendiendo a jugar al fútbol. El mejor ejemplo de como no se debe jugar él último balón del partido. Todas las críticas se las ha llevado Juanfran por perder la pelota que propicia el contrataque de Francia. Pero el equipo entero también contribuyó a acabar en esta situación. ¿Qué decisiones se tomaron mal hasta llegar a este punto?
Veamos. Durante la primera media hora del partido nadie pensaba que el partido acabaría en empate. España dominaba y llegaba a portería contraria con facilidad. Benzema, el jugador más adelantado de Francia, miraba desde la distancia la portería de Casillas mientras se desfondaba corriendo tras el balón. La goleada parecía cuestión de tiempo. Pero poco a poco, la Roja se fue desinflando. Faltaba mordiente arriba. Una referencia que le diera mayor verticalidad al equipo. Villa, Soldado y Torres, tres delanteros que pueden hacer este trabajo perfectamente, miraban desde el banquillo esta situación.
La idea del 'falso nueve' me pareció una gran solución en la Eurocopa. Torres no estaba en su mejor forma y Llorente aún no se ha ganado un puesto titular en el equipo. Cesc había jugado algunas veces en el Barça en dicha posición y no lo había hecho mal. Del Bosque intentó sorprender con esta innovación y lo consiguió. Pero insisto, me pareció una gran solución para corregir el problema que tenía el equipo en ese momento. Lo que no me parece bien es que se tome como argumento principal para un futuro. ¿Qué mensaje se le está enviando a Villa, Torres y Soldado cuando en su puesto está jugando un centrocampista? Y no sólo a ellos. Del Bosque también se decantó por poner a Busquets -otro centrocampista- en el puesto de central. ¿Acaso no hay centrales en España que puedan ocupar esa posición? ¿Es necesario reconvertir a un centrocampista para tapar ese hueco?
En cierta manera esta idea la puso de moda Guardiola. Convirtió a Messi en el 'falso nueve' del Barça. Colocó varias veces a centrocampistas jugando de centrales ante las lesiones. Del Bosque también utilizó esta solución en el Madrid 'Galáctico', colocando a Guti de delantero ante la falta de efectivos. La mayoría de los casos funcionaron y corrigieron la carencia del equipo. Lo que no parece lógico es que se recurra a ello cuando no hay problema.

martes, 9 de octubre de 2012

¿Por qué el Madrid ya no le tiene miedo al Barça?

España contra Cataluña. Cataluña contra España. La corriente independentista que vive actualmente dicha comunidad autónoma, y en especial su presidente, politizaron el Madrid-Barça antes del inicio. La afición culé mostró orgullosa ante todo el mundo su nacionalismo con un mosaico de la Senyera cuando ambos clubes saltaron al campo. Pero, en cuanto el balón echó a rodar toda la atención se trasladó al terreno de juego. Los blancos tenía la misión de recortar puntos tras el mal inicio de campaña. Los culés, en cambio, buscaban alejarse aún más de su máximo rival en la tabla clasificatoria.
Los blancos salieron en tromba en los minutos iniciales. Quizá alentados por la precaria defensa que tuvo poner en liza Tito Vilanova debido a las bajas. O quizá, porque Mou ya ha encontrado la tecla para jugarle al Barça. El caso es que los primeros veinte minutos del clásico fueron distintos a todo lo que se había visto en los últimos años. Se veía a un Madrid osado. No sólo presionaba a los blaugranas en cada línea. Además buscaba la posesión de balón. El Madrid perdió el respeto a los culés. Trazaba cada jugada con paciencia y toque. Los jugadores del Barça tardaron en asimilar este hecho. ¿Por qué pudo pasar esto? La seguridad que te da el ganar el campeonato es una de las razones. Pero por otro lado, este Barça de Tito no da el mismo miedo que el de Pep
Puede que el énfasis nacionalista de la grada les influenciara, porque la caraja con la que saltaron al campo no era normal. Mientras los aficionados culés ondeaban la Estelada y cantaban al unísono el grito de "Indepencia", el Madrid dio una lección de fútbol. Con convencimiento y superioridad. Así llegó el primer gol de los blancos tras una gran jugada colectiva que resolvió Cristiano (que parece que ya no está triste). Y fue en esos minutos, donde el Madrid tuvo el partido en sus manos. Benzema erró dos ocasiones claras -el francés tiene que dar un paso adelante este año y convertirse en el killer que su equipo necesita- y pudo  dar la estocada al Barça. No fue así. Es más, sus fallos dieron alas a los culés. Puede que en ese momento se dieran cuenta de que fútbol y política no van de la mano y, que su partido realmente estaba en el campo.
También se percataron de esto los blancos y por eso dieron un par de pasos atrás. El Barça volvía a recuperar la posesión de balón, pero el Madrid no se desorganizaba. Los culés controlaban, pero no llegaban como nos tienen acostumbrados. Sólo un error podía poner las tablas en el marcador. Y así fue. Tras un fallo en un despeje de Pepe, la pelota fue a parar a Messi, quien batía a Casillas con facilidad. Ahí llegó el descanso y parecía que también comenzaba un nuevo partido. Los blaugranas se iban al vestuario renacidos tras el gol del argentino. Y los blancos, veían cómo una vez más, a pesar de su superioridad, su rival se iba de rositas.
En la segunda parte entró en juego el factor psicológico. Tras lo ocurrido en el primer tiempo era lógico que los blancos volvieran a tener respeto a su rival. El dibujo del partido parecía más acorde a lo vivido en los últimos años. Messi se encargó de recordárnoslo con un lanzamiento de falta magistral ante el que nada pudo hacer Casillas. Pero no hay que confundirse. Este Barça de Tito no es el mismo que el de Guardiola. Para empezar este equipo ocupa el campo de forma diferente. El Barça de Pep era un equipo muy compacto con las líneas muy juntas, y sobre todo originaba el juego a partir del mediocampo. El problema surgía a la hora de generar huecos en campo contrario, cuando el rival se encerraba en su propio área. Se pudo ver el año pasado en partidos como el de la eliminatoria frente al Chelsea o el encuentro de vuelta liguero frente al Madrid. Tito, gran conocedor de la táctica, ha intentado darle una vuelta de tuerca al equipo. El Barça de Pep sacaba el balón jugado desde atrás, con las líneas muy juntas y constantes apoyos. Los rivales, al ver imposible robar el balón en esa zona del campo, renunciaban a la presión y se encerraban en su área. El nuevo Barça intenta estirar un poco más estas líneas para que los contrarios salgan a presionar y así dejen más espacios a sus espaldas. El problema es que cuando la presión es efectiva, los blaugranas pierden el balón en una zona peligrosa, con la consiguiente descolocación de la zaga. Así ocurrió en los dos tantos encajados frente al Sevilla y así sucedió también en el segundo gol de los blancos. Un robo de Khedira -en el que el árbitro pudo haber pitado falta perfectamente- propició el empate de los blancos. También colaboró la falta de coordinación en la defensa azulgrana. Adriano deja un espacio muy grande a su espalda por achicar a Özil. Ronaldo, que en los últimos clásicos se han convertido en el azote del Barça, no perdonó tal regalo.
Tras el tanto, los blancos volvieron a retrasar sus líneas. Mou daba por bueno el empate cuando tuvo en su mano la victoria. Me parece lógico dicho movimiento, puesto que en ese momento del partido tenía más que perder que ganar. El empate deja a los blancos a ocho puntos de la cabeza. Pero con 31 jornadas por delante es una distancia salvable. Cualquier madridista hubiera firmado ese resultado en los últimos años. El aficionado actual no. Un síntoma de cómo ha crecido la ambición de los blancos. Y un síntoma que corrobora que los blancos ya no tienen el miedo psicológico que sufrían siempre contra el Barça. La victoria en el pasado campeonato liguero ha provocado este cambio. El único miedo que le queda pendiente al madridismo es la Champions. Veremos si este año también consiguen acabar con él. 

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Mal rollo en los vestuarios







¿Hay mala relación entre Casillas y Ronaldo y entre Messi y Villa? Cualquiera que vea las imágenes y tenga el colmillo retorcido puede llegar a esta conclusión. El mal rollo entre Iker y Cristiano viene de largo. Durante la temporada pasada, ya se habló varias veces de este tema. Las imágenes en las que ambos jugadores celebraron juntos el título de la Liga en la Cibeles zanjaron la polémica. Pero falta un mal gesto de uno o de otro para volver a incidir en ello. En esta ocasión, una nueva imagen de ellos juntos tras el encuentro ante el Rayo ha intentado callar también esos rumores.
De Messi también se ha dicho que controla el vestuario del Barça a su antojo. En su momento, se le acusó de haber provocado la salida de jugadores tan importantes como Eto'o o Ibrahimovic. También se habló de algunos desencuentros durante la pasada campaña con el mismo Villa y con su compañero Tello.
En todos los vestuarios siempre ha habido problemas con los egos. No es nada nuevo en el fútbol. Cualquier crack de este deporte, quiere sentirse valorado por su equipo y tener cierto peso en las decisiones que se toman. Es cuando las cosas vienen mal dadas, cuando el entrenador debe tomar el mando y hacerles ver a sus jugadores que están para trabajar por un colectivo y que, al fin y al cabo, lo importante es el grupo.
Messi es uno de los mejores jugadores de la historia. Hace lo que nadie puede ni siquiera pensar y, en cierta manera, eso le puede cohibir. Necesita que el equipo también esté a su altura. Cuando no lo está, a Messi se le tuerce la cara. Y el Barça, en estos momentos no es la máquina engrasada a la que nos tenía acostumbrados. Las palabras de Messi a Villa son fruto de la desesperación cuando no salen las cosas.
A lo largo de una temporada, los equipos pasan por rachas mejores y peores. En los malos momentos los medios sacaran rumores de malas relaciones y de egos en el vestuario. A cualquier mal gesto o palabra se le dará mil vueltas para hacernos ver que en ese vestuario hay una división total. Es parte del mundo del fútbol y lo seguirá siendo.
De la misma los egos seguirán existiendo. No digo que sea necesaria una relación excelente, es más, ni siquiera buena relación entre los jugadores. Lo que sí es necesario es que entre esos jugadores exista una relación de compromiso y solidaridad en el campo. Eso no se refleja con palabras ni gestos, se refleja con esfuerzo y trabajo.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Tras un partido épico, Mou ya sabe cuáles son sus deberes

¿Qué le ha pasado al Real Madrid en el inicio de temporada? Es la pregunta que se hace media España y, sobre todo, la afición madridista. Extraña el pésimo arranque de los de Mourinho, más aún cuando uno se  para a recordar los récords que batieron los blancos la Liga pasada. "No tengo equipo", afirmaba Mou tras la debacle en el Pizjuán. "No tengo 11 cabezas pensando únicamente en el fútbol", decía. Al técnico portugués no le tembló la mano a la hora de acusar a sus jugadores. Y menos le tembló el martes, cuando dejó en el banquillo a uno de los pesos pesados del equipo, Sergio Ramos.
Mourinho, experto a la hora de manejar plantillas, intentó con este cambio dar un giro a la situación. Él mismo reconoció en rueda de prensa que se trataba únicamente de una decisión deportiva, "problemas disciplinarios cero con Ramos", señalaba. Su decisión no es otra si no que la de mandar un mensaje claro a la plantilla: Os ponéis las pilas o hay gente detrás que muerde por un sitio en el campo. Varane le dio la razón. El francés cuajó un partido brillante, a pesar de la presión de un duelo tan importante como el del otro día.
Lo que no me extrañaría, es que ahora el luso siguiese con ese sistema de rotaciones en el once. Mourinho ha avistado el gran mal endémico en todos los equipos campeones. Cuando ganan se acomodan. Si se acomodan, la entrega y la lucha en el campo no son las mismas. Y si por algo ganó el conjunto blanco la pasada Liga, fue por la intensidad con la que jugó cada uno de los partidos. La solidez del Madrid o el Barça no radica sólo en su potencial futbolístico, que es mucho. La verdadera razón por la que estos dos equipos arrollan a sus contrincantes, es la presión asfixiante que ejercen en campo contrario. La conclusión es clara: Sin trabajo y esfuerzo, la calidad no sirve de nada.
En la previa del choque ante el Manchester City, Mou reclamó a sus jugadores un mayor compromiso. "Quiero un equipo compacto y solidario". La afición del Bernabéu se quedó sorprendida cuando vio el once inicial. "¿Trivote?", se preguntaron alarmados los seguidores blancos, "¿cómo puede ser tan rácano este tío (Mourinho)?", decían.
La primera parte del Madrid, demostró a los escépticos que con trivote también se puede jugar bien. Es cierto que pudiera faltar algo más de juego -la creatividad de Essien y Khedira no es la misma que la de Modric u Özil-, pero su dominio en el campo fue total. El City apenas llegó a puerta. Se encerró con dos líneas bien claras enfrente de su área para defender las oleadas blancas. El Madrid llegó a tener cuatro ocasiones claras que no tuvieron fruto. Pero la clave y, sobre todo la diferencia con el resto de anteriores partidos, fue la presión que ejercía cada vez que los ingleses intentaban sacar el balón jugado. En ocasiones, hasta tres jugadores blancos acudían a apretar un balón dividido. El Madrid recuperaba fácil, apenas se acercaban al área de Casillas, y tarde o temprano tendría que entrar el gol.
La segunda parte fue más de los mismo, pero el ansiado gol no llegaba. El público se empezó a impacientar y con él los jugadores. En un despiste, Touré lanzó un contraataque que pilló desnudo al Madrid. Los fantasmas de días pasados volvían, y esta vez de manera injusta por el gran partido que estaban haciendo los blancos. Tocaba a rebato. Mou quitó a Khedira y Essien y dio entrada a la magia de Özil y Modric. Higuaín, que no había tenido su día, también dio paso a Benzema. El Real Madrid se echó arriba en busca de la remontada. Marcelo con un golazo con la diestra conseguía el empate. Pero poco más tarde, otro error más en una jugada a balón parado silenciaba el Bernabéu. Pocos confiaban en la remontada con apenas cuatro minutos por delante. Pero los blancos sacaron el orgullo del que está casi muerto para cambiar la situación. Benzema puso el empate en el 87' con un derechazo tras un gran movimiento en la frontal del área. El Bernabéu animaba sus jugadores, conocedor de las remontadas épicas que este equipo le ha dado. Era el turno de Cristiano. Mucho se había hablado de él en estas últimas semanas por su declarada "tristeza". La afición andaba mosca con él. Pero un gol puede cambiar todo. En el 90', Ronaldo conseguía el gol de la remontada, y con él se fueron todas las dudas y reproches.
El Madrid no sólo conseguía una victoria importantísima. Estos partidos sirven para encauzar a un equipo cuando se ha desviado del camino. Sirven para reencontrarse con uno mismo. El Real Madrid vuelve a "tener equipo". Ha recuperado la lucha y la garra que parecían haber desaparecido. Pero aún tiene trabajo pendiente. El Madrid ha encajado cuatro goles a balón parado en cinco partidos. Mou ya sabe cuáles son sus deberes.

martes, 10 de julio de 2012

Prandelli, el visionario

Si nos fijamos en el resultado, podríamos pensar que el partido de semifinales ante Portugal fue el más complicado que tuvo la selección durante todo la Eurocopa. Así fue, ya que sólo mediante la lotería de los penaltis pudo acceder a la final. Portugal realizó un partido soberbio. Con las líneas juntas y una gran dosis de agresividad, supo entorpecer el juego español. Xavi, Iniesta y Silva recibían siempre el balón con unos o dos jugadores portugueses encima. Y una vez salvaban la entrada de éstos, apenas veían espacio para lanzar el pase final. La consecuencia fue un encuentro bronco, lento y aburrido. Lo que se suele llamar un partido táctico, donde parece que la pizarra de ambos entrenadores maniata el espectáculo.
 Me recordó mucho al planteamiento que ha intentado imponer Mourinho en sus últimos enfrentamientos contra el Barça. La idea es sencilla. Que los Xavi, Iniesta, Silva... no jueguen con comodidad. Para que puedan hacerlo, tendrán que salir de su zona de influencia habitual y ahí es más difícil que sean decisivos. Y lo consiguieron, porque los cracks españoles apenas destacaron en el encuentro de semis. Es más, jugadores de más trabajo y de mayor importancia táctica fueron los que sobresalieron, como Xabi Alonso o Busquets. 
 A pesar de todo, la sensación fue que durante los 120 minutos España fue superior. Tuvo más ocasiones y más posesión. Pero no pareció tener el partido controlado como en otros encuentros. A Portugal también le faltó creatividad. Su medio campo estaba más concentrado en parar a los españoles, que en crear juego. Y Cristiano se desesperaba una y otra vez al no recibir un balón en condiciones. Digo que me recuerda al planteamiento de Mourinho, pero es evidente que el conjunto blanco tiene más punch y juego que esta Portugal. Puede que ahí estuviera la diferencia.
 Este planteamiento portugués entraba en las predicciones de cualquiera. Cuando luchas contra un conjunto tan superior como España, lo lógico es cambiar tu estilo de juego.Intentar imponer el tuyo propio puede ser un suicidio. Por eso me sorprendió mucho, muchísimo, el planteamiento del conjunto italiano en el primer partido de la liguilla. No sólo logró incomodar el juego español, como lo hizo Portugal. Si no que también fue lo fuerte en mentalidad para imponer el suyo propio. Italia movía y movía el balón esperando el momento justo en el que Pirlo viera el hueco y lanzara un pase a sus delanteros. Parece una táctica sencilla y fácil de defender, pero cuando se trata de jugadores de la talla de Andrea Pirlo capaz de dar el pase en el momento exacto y con la fuerza exacta, toda la lógica se viene abajo. Un paso mal dado en el marcaje del delantero te puede costar 2 metros de desventaja en la carrera. España lo sabía. Y este temor se hizo mayor cuando vieron que los italianos les discutían la posesión de balón. En el minuto 60, Pirlo encontró el hueco y el momento exacto. Filtró un pase perfecto para Di Natale y éste no falló en el mano a mano ante Casillas.
 Fue aquí cuando Italia echó por la borda todo el trabajo realizado hasta ese momento. Dio dos pasos atrás. Los Xavi, Iniesta y Silva empezaron a jugar con espacios y es ahí donde te matan. A los 5 minutos Cesc ponía el empate en el marcador. Y si Torres llega a estar afinado, el resultado podría haber sido perfectamente un 3-1.
Italia pecó de conformismo. Cuando se vio por delante en el marcador volvió al viejo estilo italiano amarrategui. Con cada uno en su sitio natural, España se sintió cómoda y controló el partido. 
Pero los 60 minutos antes del gol italiano, me parecieron una lección táctica de Prandelli. Se puede decir sin tapujos que el estilo de juego de España se asemeja al del Barça. Puede que el de los culés sea más vertical, pero la forma de enfrentarse a este tipo de juego y defenderlo es prácticamente la misma. Pues bien, en estos cuatro años de la era Guardiola no he visto ningún equipo que juegue de tú a tú al Barça. Lo mismo puedo decir de cualquier rival de España. Prandelli inventó una nueva forma de parar el famoso fútbol del tiki-taka. Sinceramente no sé porque cambió el sistema en la final. Puede que pensara más en otras cuestiones o incluso confiara más en el bloque que le había llevado a la final. Pero en mi recuerdo quedarán esos 60 minutos de Italia como el único momento en el que España se vio superada en  lo que se refiere a táctica y juego.

lunes, 21 de mayo de 2012

Sin obsesión, la Champions llega

El Chelsea ya tiene su Champions. Tras nueve años y 900 millones de euros invertidos, Abramovich ha conseguido la copa que tanto ansiaba. El magnate ruso compró en 2003 el club londinense con una idea muy clara: colocar a los blues entre los grandes. Y no hay mejor manera de hacerlo, que ganando la Copa de Europa.
Para conseguirla tenía un plan muy sencillo, traer a los mejores. Contrató a Mourinho, el entrenador de moda de esa época, y fichó a grandes estrellas como Drogba, Robben o Carvalho. Pues bien, no funcionó. Por una causa o por otra los londinenses se quedaban siempre a las puertas de la final. Mourinho se fue y otro entrenador mediático llegó en su lugar, Ancelotti. También fracasó. El ruso gastaba año tras año petrodólares en grandes estrellas sin ningún resultado. Tuvo que llegar un técnico desconocido por casi todos para llevar al equipo de Stamford Bridge a la Gran Final, Avram Grant. El azar de los penaltis le fue dispar. Y los aficionados blues veían cada más lejos el momento de levantar la ansiada Orejona.
La plantilla del Chelsea se hacía mayor año tras año. El equipo empezaba a entrar en su fase de declive y ni en la Premier obtenía éxitos. Abramovich contrató a principios de esta temporada a Vilas Boas. Un técnico joven, que había sido pupilo de José Mourinho. Llegaba con la vitola de haber ganado la última Europa League, el mismo currículum que el de su mentor. Toda la ilusión blue estaba puesta en él para rejuvenecer y dar un nuevo aire al equipo. Y con esa idea arribó en Londres. El entrenador portugués intentó inculcar su filosofía desde el primer momento. Su intención era la de cambiar el sistema y la forma de jugar del equipo. Dirigirlo hacia un fútbol más moderno, con más toque y movilidad. Y es ahí dónde se equivocó. Las vacas sagradas del Chelsea se levantaron contra el técnico y los problemas empezaron a surgir. Los jugadores, confundidos, no entendían las nuevas instrucciones del luso, y la inestabilidad en el vestuario se trasladó al campo. Su salida era inevitable.
Fue ahí cuando entró en acción Di Matteo. El segundo de Vilas Boas cogió las riendas de un equipo por el que nadie daba un duro. Al contrario de su predecesor, el italiano comprendía muy bien lo que había hecho grande a este equipo. Un fútbol físico, con gran sentido táctico en el juego y un delantero capaz de tumbar cualquier defensa, Didier Drogba. Di Matteo devolvió los galones a sus grandes figuras. A partir de ahí, el grupo comenzó a renacer. Drogba parece vivir una segunda juventud, y Terry y Lampard han recuperado la confianza de sus mejores días. La seguridad en uno mismo se plasma en el campo. Muchos han tachado a este equipo de defensivo, cuando realmente lo que se ha visto es a un equipo seguro de sí mismo y de sus posibilidades. Así ocurrió ante el Barça y así ha ocurrido frente al Bayern.
Di Matteo ha sido muy inteligente. Lo que funciona no se debe tocar. Algo que no comprendió Vilas Boas  y por lo que el equipo dejó de entenderle. El italiano se ha ganado la confianza de los jugadores y estos se la han devuelto en forma de resultados. El fútbol le debía una al Chelsea por las semifinales de Ovrebo y los fatídicos penaltis de Moscú. Cuando menos lo esperaban se han alzado con la Copa de Europa. Algo que nos recuerda a la frase que José Mourinho pronunció tras caer eliminado en semifinales: "Sin obsesión, la Champions llegará".


viernes, 11 de mayo de 2012

El 'Tigre' se comió a los 'Leones'

El 'Cholo' le ganó la partida al 'Loco'. En el segundo duelo de banquillos más importante de la Liga Española -Atlético de Madrid contra Athletic de Bilbao- salió triunfador el técnico colchonero. El 'Loco' Bielsa, el ex-seleccionador chileno que despertó tantos sueños en Bilbao, se equivocó en el planteamiento. Él mismo lo reconoció tras la Final. No supo prever el diseño táctico de los atléticos y posteriormente no consiguió corregir a los suyos.
La estrategia de Simeone resultó muy efectiva. Las líneas de defensa y del centro del campo muy juntas, trabajo e intensidad, inteligencia en la colocación y confiar los goles a la calidad de los arriba.
El Cholo era consciente de que el conjunto vasco se arriesgaría puesto que forma parte de sus características ofensivas. Y es ahí donde sus jugadores deberían estar atentos para dar el zarpazo. Y quién si no, en el minuto 6, el 'Tigre' Falcao se sacaba un zurdazo que entraba por la escuadra de Iraizoz. El Athletic intentó reaccionar pero no pudo. En el minuto 33 el colombiano volvía a las sacar las garras dejando la final casi sentenciada. Y digo sentenciada porque a partir de ahí el conjunto vasco dio sensación de impotencia en cada una de las jugadas. La impotencia de haber hecho un torneo de matrícula y quedarse a las puertas de la gloria.  
Los de Bielsa chocaron una y otra vez contra el muro colchonero. El estilo de juego de los 'Leones' de toque y buscar el hueco quedó maniatado por el diseño táctico de Simeone. Apenas tenían espacios en campo contrario y la presión de los atléticos no les dejaba pensar. Llorente parecía un islote entre la defensa madrileña, y Muniain y Ander Herrera no tenían la chispa de otros días. Godín y Miranda defendieron con una fuerza y seguridad inesperada. Y Mario Suárez fue tan superior físicamente, que los jugadores del Athletic parecían juveniles. Mientras, Falcao se encargó de hacer lo que mejor sabe, marcar goles. Y pudo marcar un tercero si no fuera por el poste. Poco más tarde Diego asestaba la puñalada definitiva tras una jugada de crack.
En la entrega de medallas la alegría de los colchoneros contrastaba con el llanto de los de 'Bielsa'. Muniain lloraba como un niño al darse cuenta de que habían perdido la oportunidad de inscribir su nombre en la historia del conjunto vasco. Pocos equipos han hecho un torneo que merezca tanta admiración para quedarse con la miel en los labios. Sus eliminatorias contra el Manchester United y Schalke serán recordadas.
Pero al fútbol no le importan las batallas pasadas. El Atlético fue mejor en este partido. Segunda Europa League en tres años. Parece que el conjunto de Manzanares vuelve a coger sus hechuras de equipo grande
  

viernes, 4 de mayo de 2012

A pesar de los resentimientos, echaremos de menos a Pep

A todos nos han sorprendido las declaraciones de Guardiola una vez decidida la Liga. En ellas el de Santpedor asegura no arrepentirse de todas las acusaciones realizadas en los últimos meses contra el Real Madrid y los árbitros. Lejos queda la imagen del entrenador sosegado y pensativo que eludía cualquier confrontación en las salas de prensa.
Es fácil mantener la calma y ser el bueno de la película cuando obtienes títulos. La gente te adora y parece que siempre llevas la razón. Pero es con el amargo sabor de la derrota cuando salen a la luz todos esos resentimientos que antes estaban guardados.
A Pep le importa mucho la opinión pública. Sabe manejarla. Algo que le ha otorgado esa imagen de sabio del fútbol y por la que tanto ha sido venerado. Pero toda la reputación que ganó en su momento comportándose como un señor, la ha perdido en los últimos meses al lanzar dardos a diestro y siniestro.
Si nos fijamos en la evolución del físico de Guardiola durante sus años como entrenador del Barça, vemos un gran deterioro. Parece que Pep haya perdido en cuatro años más de 10 años de su vida. Cuando llegó tenía pelo, con las entradas normales de haber pasado la treintena todo hay que decirlo. Pero si miramos hoy al de Santpedor él único vello que vemos es el de su barba.
Creo que el papel que ha mantenido durante estas temporadas le ha desgastado bastante. Pep ha callado mucho y en ciertas ocasiones ha sobrepuesto la imagen del club a lo que realmente pensaba. Algo que no es sano, y que deteriora por dentro.
José Mourinho es su antítesis. El técnico portugués no se calla nada y no le tiembla el pulso a la hora de acusar. Dice lo que piensa sin importarle lo más mínimo la opinión pública. Descarga sus tensiones en cada rueda de prensa. Tienes unas cuantas canas más desde que empezó su carrera como entrenador, pero no parece que envejezca tanto como su homónimo culé.
No creo que estos últimos meses o que esta temporada manchen la imagen de Guardiola. Para casi todos los amantes del fútbol será recordado como uno de los mejores entrenadores de la historia. En cierta manera ha reinventado el fútbol y ha dejado un legado glorioso. No pienso que el más haya perdido con su marcha sea el aficionado culé. El mundo del fútbol ha perdido un estandarte y el madridismo ve cómo se marcha el rival más digno y más difícil que ha tenido en su historia. Por todo eso y más, te echaremos de menos Pep. 

jueves, 3 de mayo de 2012

Kaká, nunca es suficiente

Un mundial, una Liga de Campeones, una Liga Italiana, una Liga Española, un Balón de Oro... Estos son varios de trofeos logrados por Ricardo Izecson do Santos, más conocido por Kaká. Quería empezar nombrando su palmarés porque habla mucho de la talla de este gran jugador.
Todo apunta a que Kaká tiene los días contados en el Real Madrid. Llegó en el verano de 2009 por 65 millones de euros. Florentino fichó al jugador que tanto había prometido Calderón y que nunca consiguió. El madridismo se ilusionaba con la llegada de CR y Benzemá y veía en el brasileño al heredero de Zidane. Pues bien, después de esos tres años su rendimiento no ha sido el esperado.
Llegó del Milán con una lesión de pubalgia, de la cual se tuvo que operar y que le impidió rendir a buen nivel. El madridismo se mantuvo paciente y siguió confiado en que la clase del brasileño aparecería. Pero tras la vuelta del Mundial Kaká tuvo que ser de nuevo intervenido por una lesión de menisco. Aprovechó ese tiempo para recuperarse también de sus problemas de pubalgia. Volvió para el sprint final de la Liga y en esos partidos dejó buenas sensaciones. Su tercer año se anticipaba como un juicio final. El Bernabéu comenzaba a desesperarse. O Kaká mostraba su verdadero nivel o salía del club blanco por la puerta de atrás.
Personalmente reconozco que siento predilección por este jugador. Pocas veces he visto un jugador con tanta clase y elegancia. En sus mejores años Kaká era un mediapunta que se movía con mucha inteligencia en el campo, magistralmente entre líneas que es donde sufren los contrarios. Dirigía al que equipo con cabeza y serenidad. Se comía los espacios y sabía elegir el momento adecuado para lanzar su estocada. En cuanto pasaba de medio campo y metía la quinta marcha, todas las defensas se estremecían. En los últimos tres cuartos de campo era decisivo.
La versión en el club de Chamartín ha sido bien distinta. También es verdad que en Milán el equipo estaba organizado en torno a él, mientras que aquí que acoplarse al papel secundario. Pero en este último año se ha visto a un Kaká más seguro y más confiado. Intentaba los regates y los pases que antes rompían defensas, pero su final no era el mismo. De cada diez jugadas que lanzaba en apenas tres lograba el éxito. Ha completado varios partidos a un gran nivel, pero con rivales de apenas entidad. Esto mezclado con partidos muy pobres, donde se le veía torpe con el balón y perdido en el campo. Sigue teniendo la clase y la elegancia que decide partidos, pero la bombilla que antes no paraba de encenderse en su cabeza parece que se ha fundido por momentos. Y lo peor es que esta parece ser la mejor versión de Kaká que se pueda ver hoy en día.   
Pero el Bernabéu no se conforma con esos momentos. El público de Chamartín es exigente, que se lo digan a Cristiano si no. Y es consciente que ahora mismo en el mercado hay varios jugadores en el puesto de Kaká que pueden rendir a un mejor nivel. Es por eso que su salida se antoja más que evidente. Creo, como el madridismo, que  su marcha es inevitable. El Real Madrid es un equipo que precisa de los cracks del momento no de cracks que se les haya pasado el arroz. Kaká puede aportar mucho todavía al fútbol, pero el conjunto blanco necesita a un jugador que aporte más que Kaká al equipo.




 Os dejo un par de vídeos de la eliminatoria contra el Manchester Utd. de semifinales de la Champions League de 2006-2007. Probablemente una de las mejores actuaciones del brasileño.





martes, 14 de febrero de 2012

El 'toque y al hueco' del Athletic de Bielsa


Nadie lo diría con su inicio tan dubitativo a principios de temporada, pero el Athletic de Bilbao se ha convertido en el segundo equipo de cualquier aficionado al fútbol español. Bueno, me equivoco, ese título se lo ha merecido el Mirandés con su épica gesta. Pero, a los sabios de este deporte, los estudiosos, este Athletic  ha calado cual primer flechazo de amor en la juventud. Se perciben sus errores, pero también esconde pequeños rasgos y detalles que, lentamente, están conquistando a los amantes del fútbol.
 El proyecto rojiblanco promete, y mucho. No sólo está dirigido por uno de los mejores técnicos del mundo, Marcelo Bielsa. Además cuenta con un elenco de jugadores con una calidad impresionante, la mayoría salidos de la cantera. El poderío físico y el gol de Llorente, la habilidad y el descaro de Muniain, la seguridad y fortaleza de Javi Martínez. Todo esto apoyado por varios actores secundarios, –De Marcos, Susaeta, Iturraspe, Amorebieta, Iraola... – forma un bloque muy compacto.  
 “El loco se ha hecho con su equipo”, eso dijo Guardiola antes de su enfrentamiento contra los vascos en Liga. Y no le falta razón. Marcelo Bielsa ha logrado hacerse con las riendas del plantel vasco. Ha transformado un conjunto que antes practicaba un fútbol físico, con balones en largo y entrada por bandas. El Athletic actual propone un fútbol ofensivo. Parecido al del Barça a la hora de presionar al contrario sin el balón. Pero muy diferente a la hora de jugarlo. Los rojiblancos tocan con rapidez, uno o dos toques apenas. Pero, lo más importante, es que una vez pasan el esférico buscan el movimiento para volver a recibir en una zona más peligrosa. Se `podría decir que si el Barça juega al  tiqui taca el Athletic de Bielsa juega al toque y al hueco.
 El problema es que, al igual que cualquier proyecto que está en ciernes, los rojiblancos mezclan partidos completísimos con desastres como el del otro día ante el Betis. Es normal. No se le puede pedir a Bielsa que cambie toda la filosofía de juego de un equipo sin que haya confusiones o fallos. Se nota que el balance ofensivo-defensivo aún no es el adecuado. Pero a la larga todos estos errores se pulirán, convirtiéndose poco a poco en un bloque más compacto.
 Me gusta comparar los proyectos en ciernes con las jóvenes promesas que llegan a la élite. Ambos tendrán errores garrafales e infantiles en sus primeros pasos. Pero también dejarán síntomas de lo que pueden llegar a ser. La mejor ayuda que le puede brindar el aficionado a ambos es la paciencia. Porque tanto el jugador como el equipo se irán formando y aprendiendo de sus fallos hasta que, llegado el día y sin habernos dado cuenta, esa semilla que se plantó y se vio crecer con calma, habrá madurado. A partir de ahí, ya sólo se recogerán frutos.
   

martes, 7 de febrero de 2012

El ventajismo puro y duro

Mucho se ha criticado la alineación con la que el Real Madrid saltó al campo en la ida de los cuartos de final de copa frente al Barça. Que si el planteamiento era demasiado defensivo, que si Pepe no puede jugar en el centro del campo, que si el Real Madrid tiene que salir en su casa a ganar... Pero hubo una sobre todo, que me llamó especialmente la atención. La grada fue excesivamente dura con José Mourinho por sacar de inicio a dos jugadores que apenas habían contado hasta ahora para el equipo. Ricardo Carvalho y Hamit Altintop. Ambos han tenido mala suerte con las lesiones este año -el turco, una vez recuperado, no ha gozado de muchas oportunidades- y extrañaba que volvieran al once en un partido tan importante.
 Los dos fueron fulminados por la prensa y tachados como culpables de la derrota. Pues bien, no fue así. Ambos cuajaron un gran partido. El turco defendió de manera extraordinaria las entradas por banda de Iniesta. Sin cometer faltas, anticipándose una vez tras otra. El crack manchego sólo le ganó la partida en un par de ocasiones pero apenas generó peligro en el discurso del partido. A Hamit se le achacó la culpa del segundo gol culé. Pero en mi opinión, tuvo más culpa el que estuviera colocado en ese momento en la posición de interior derecho. Para tapar la entrada sorpresa de un lateral contrario, es más fácil que el interior realice la ayuda. El lateral de su mismo equipo tiene que estar a la vez pendiente de la línea y de su marcaje.  Demasiado trabajo para atribuirle el error.
 El caso del portugués es un poco distinto. Lleva un año un tanto complicado. A sus problemas con el seleccionador de su país, le ha seguido una lesión que le ha impedido poder estar al servicio del equipo. En este sentido, me recuerda al Puyol de la temporada pasada. El defensa culé estuvo todo el año parado por unas molestias en su rodilla. Regresó para los partidos importantes. Jugó el clásico que ganó el Barça, rayando a un gran nivel. Nadie criticó en ese momento la decisión de Guardiola de incluirle en el once. Pero esta vez sí enjuiciaron la actuación de Carvalho. A pesar de que, aún con molestias, fuera uno de los pocos de su equipo que ese día tuviera las cosas claras de que había que hacer en el campo.
 Señores, no caigamos en el ventajismo. Un análisis sobre el rendimiento de un jugador no puede basarse en si el equipo ha ganado o no. No se puede hacer un estudio tan superficial. Más lógico es, por ejemplo, que se culpe a Pepe por su error en el primer gol o el pobre rendimiento de algunos jugadores que si estaban llamados a destacar. Si señalamos sin argumentos, perderemos todo raciocinio futbolístico.